No deseo que estos errores los cometan ya que las consecuencias son muy fuertes y dolorosas. Le escribí esta carta, antes de quedar embarazada y con la firme convicción de que seguiría a su lado a pesar de todo, hasta de la inmensa tristeza que embargaba mi ser.
19 de marzo. 2006
Tras una tarde de frío y muchos deseos de escribir, surgieron de las entrañas estas líneas para ti...
Ayer vi tras unos pocos minutos, la carita de la cual me había enamorado y a través de ella vi la mía, mis sueños, anhelos y expectativas; recordé por que me enamore, ya que vi en ti un cristal transparente, un cristal tan limpio que no podía contener mancha y así sin más te fui idealizando, colocando todas las cualidades que siempre quise y valore en un hombre y día tras día, te embellecía mas y mas, tanto que llegue a pensar que no te merecía, que no merecía ese hombre maravilloso que había creado y endiosado.
El primer año de matrimonio di un paseo por las nubes, no podía creerlo, vivía en un sueño y tenía tanto miedo que tanta dicha no durara, que se acabara y al fin termino. Eso realmente me sacudió, de las nubes me precipite al suelo sin paracaídas y el golpe fue realmente duro, me lastime mucho, me dolió lo suficiente como para darme cuenta que la fantasía había terminado y esta era la realidad.
Así comencé a vivir mi segundo año de matrimonio,...herida y con visibles daños coronarios y de credibilidad. El sueño había llegado a su fin, que triste, pero que bueno, ya que por fin estaría viviendo la realidad de mi matrimonio, asumiendo que me había casado con un mortal como yo. En tu nueva condición estoy aprendiendo a conocerte a quererte, sin esperar más de ti, ya que todo está frente a mis ojos.
Me asusta verme reflejada en esos ojos tristes, pequeños y mentirosos, que falsos que resultaron, tenia la ilusión de ver a través de las tinieblas un halo de verdad (aprendí que a través de ellas no se puede ver nada...), pero la realidad es que ellos responden a la verdad y a la mentira con la misma frialdad que hiela los huesos. Cuantas veces habrán mentido y no lo vi o no quise hacerlo. Cuantas veces esos labios sostuvieron frases engañosas que no quise asimilar, que preferí pasar sin siquiera masticar para evitar el daño posterior.
La ilusión terminó, ...soy una mujer tratando de seguir adelante, tratando de sanar las heridas día tras día, pero que todavía se toma de tu mano y pide con fervor y mucha fe, que Dios bendiga nuestro matrimonio y nos ayude a seguir adelante en este proyecto de vida, porque sin esa fuerza que proviene de Él, sería difícil continuar.
Recuerda que por débil que parezca prefiero llorar con la verdad y no reír con la mentira.
Tu esposa, Julieta.
